Los alimentos nos hablan


Cada grano de arena tiene una característica propia que lo hace único dentro de la creación.
Cuando observamos a la naturaleza, podemos determinar la energía inherente de cada ser vivo.
La forma, el tamaño, la temperatura, el color, el aroma, el sabor, así como la textura son los indicadores primarios utilizados para determinar el espacio, aire, fuego, agua y tierra de los alimentos.
Al igual que los humanos, la mayoría de los alimentos son una combinación de dos elementos dominantes.
Todas las plantas y otras formas de vida se derivan del elemento agua. A través del proceso de la transmutación los otros cuatro elementos también existen en diversos grados. El agua da sabor a la vida y la tierra le da aroma. El fuego le da la forma. El aire crea la piel y textura. El espacio le da el sonido.

Cuando aprendemos a plantar semillas en nuestro propio jardín y observamos su crecimiento, sintonizamos con la naturaleza de cada planta.
Los alimentos nos hablan, todo lo que necesitamos hacer es escuchar, estar quietos y observar la grandiosidad de la naturaleza en cada brizna de hierba.
Cada alimento tiene sus innatas características, el color, la vibración y el gusto.
El melocotón brilla maduro en un árbol. Es dorado y rojo. Nuestros labios son caricias en su pelaje fino. Nuestros dientes liberan de su interior su dulce pulpa.
Todos los alimentos nos hablan, algunos en voz alta y otros con delicadeza.

Estemos quietos, observemos y escuchemos.

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